
Javier Fernández, Oviedo
“Cuando iba a ver las prácticas que hacían mis alumnos en el único colegio que había tenía que ir por los praos y desde entonces apenas han pasado diez años”. Terrenos sembrados de enormes grúas de construcción se convirtieron con velocidad en amplias zonas residenciales y los edificios que surgieron de aquella intensa actividad constructiva lucen hoy empapelados con las reivindicaciones de los padres del tercer colegio de La Corredoria. O, más bien, medio colegio.
Lleva el nombre de la cronista oficial de Oviedo y catedrática jubilada de Lengua y Literatura de la Universidad de Oviedo, quien impartió clases durante 35 años en la Facultad de Profesorado y Educación, la antigua Escuela de Magisterio. Maestra de maestras, Carmen Ruiz-Tilve aceptó de muy buen grado ligar su nombre al centro, “es el mejor regalo que me pueden hacer en la vida”, y comprende la preocupación de padres y docentes.
También ella, como cualquiera que en los últimos tiempos haya prestado una mínima atención al que no hace mucho fue “un barrio rústico”, destaca el espectacular crecimiento que ha experimentado. Viviendas y negocios, no obstante, se multiplicaron de forma mucho más rápida que la red escolar y los centros de la zona no pueden absorber a los niños de un barrio nuevo, con altos índices de natalidad y habitado por muchas familias jóvenes. Padres y madres que luchan por la educación de sus hijos. Por la ampliación del colegio, que desde hace casi cuatro años les mantiene a la espera. Hay proyecto, parcela y presupuesto, pero aún no se ha puesto la primera piedra del aulario de Primaria que se construirá junto al de infantil y completará las instalaciones. “Me temo que no hay voluntad política”, lamenta la cronista.
En febrero de 2011, tras haber iniciado el curso de prestado en el Poeta Ángel González, las aulas del Carmen Ruiz-Tivle recibieron a 67 niños de tres años destinados a estrenar también las pizarras y los pupitres de Primaria, cuya construcción ya se preveía en 2010, cuando se puso en pie Infantil. Pronto comenzaron los retrasos. La prórroga presupuestaria que gobernó el ejecutivo regional de Foro demoró una partida económica que no apareció hasta que comenzaron a confeccionarse las cuentas públicas de 2013, a finales del año anterior. La Consejera de Educación, Ana González, atribuye la tardanza a esta situación anómala y al elevado número de arquitectos que presentaron sus propuestas y ha manifestado en varias ocasiones que el expediente no está parado. Sea por lo que fuere, la verdad es que hasta el momento sólo se han movilizado los 67.760 euros, IVA incluido, que corresponden a la adjudicación del proyecto a Carlos Alberdi Arquitectos S. L. Aún falta dar luz verde a la salida a concurso de unas obras que costarán 4,3 millones de euros.
Durante todo este tiempo los niños han seguido creciendo y apretándose en las aulas. De los 265 que reciben clase en el Carmen Ruiz-Tilve, 75 están cursando Primero de Primaria. Para albergarlos, explica María Teresa Fernández, directora del colegio, se ha buscado “una solución temporal”. Se ha colocado un barracón prefabricado en las instalaciones que se utiliza para dar el servicio de comedor (lo utilizan unos 130), asignaturas alternativas y desdobles. Todas las clases regulares se dan dentro del aulario de Infantil y los problemas de espacio son tan evidentes que han llevado a los padres a movilizarse, llegando incluso a realizar una manifestación frente a la sede del parlamento asturiano en la que participó también la propia cronista oficial de Oviedo: “Fui de forma espontánea y no me arrepiento”.
“Esto se ha alargado demasiado en el tiempo y estamos en una situación de difícil solución si no construyen”, subraya María Teresa Fernández para poner después de relieve la incertidumbre que rodea a los escolares: “Suponemos, aunque no nos han dicho nada desde la Consejería de Educación, que habrá un traslado del alumnado a otro sitio. No nos han dicho a donde”. “Fuera del barrio seguro”, avanza José Ramón Artime, integrante del AMPA y padre de una alumna de seis años.
Esquivar la prórroga presupuestaria
Los padres quieren que las obras empiecen ya pero Educación baraja una construcción por fases que implicaría que las primeras aulas estuviesen finalizadas en 2015 y que el resto se fuesen habilitando de forma progresiva hasta llegar a 18, lo que daría capacidad para albergar hasta 450 alumnos. Existe también otra alternativa que pasa por construir de un tirón pero el edificio de Primaria no estaría terminado hasta septiembre de 2016, para el inicio del nuevo curso. Para entonces ya habrá estudiantes de Primero, Segundo y Tercero de Primaria que no tendrán aula. No habrá espacio ni para apretarse y pocos confían en que la solución definitiva vaya a llegar dentro de tres años. “Si nos dicen que todo estará listo para 2016, será más tarde.
Sería la primera vez que la administración cumple con los plazos”, critica José Ramón Artime. El conflicto que enfrenta al AMPA y al Principado ya ha vivido los retrasos derivados de la prórroga presupuestaria de Francisco Álvarez-Cascos y los padres quieren evitar a toda costa las demoras que podría traer consigo que, una vez retirados los apoyos de IU y UPyD, el gobierno socialista de Javier Fernández no pudiese sacar adelante un presupuesto para 2014. Para ello, han solicitado que se ponga en marcha un anticipado de gasto con cargo a las cuentas actuales y que se pueda así garantizar el dinero necesario para realizar las obras. Pretenden asegurarse de que pase lo que pase en la Junta General del Principado, el colegio no tenga que sufrir más retrasos si la situación política paraliza la inversión pública.
Lo cierto es que a medida que avanza el tiempo y los niños van pasando de curso la opción de reubicar el alumnado lejos del barrio para evitar el hacinamiento gana cada vez más fuerza. La Corredoria ha crecido a un ritmo muy alto hasta convertirse en uno de los principales núcleos urbanos de la región y la Administración no ha reaccionado a tiempo. Los otros dos colegios de la zona “están saturados” y aumentar aún más la población escolar no parece viable. “Por la Plaza de Cuatro Caños pasan entre las ocho y las ocho y media de la mañana muchos autobuses que se llevan a los niños de La Corredoria a centros concertados”, explica Artime para cargar a continuación contra la Consejería: “Están echando a los críos del barrio”. “La administración está fallando porque su labor principal es favorecer la educación de nuestros hijos”.
Los murmullos infantiles salen del edificio cada vez con más fuerza a medida que se acerca la hora de la salida y a las puertas del colegio van llegando coches con pancartas reivindicativas colocadas en las ventanillas. En los corrillos que charlan animadamente se puede apreciar a simple vista que la mayoría de los padres son jóvenes. La natalidad del barrio es alta y el Carmen Ruiz-Tilve, en “un colegio de hermanos mayores”. Muchos segundos hijos esperan el curso que traerá consigo su primer día de clase y sino se inician en la vida escolar en el mismo centro que sus hermanos, la conciliación de la vida laboral y personal de sus familias se verá seriamente trastocada. Llevar y traer a los niños a dos lugares distintos a la misma hora y multiplicarse para acudir en puntos diferentes a las reuniones y eventos, como las funciones de Navidad, por ejemplo, que generalmente se celebran en las mismas fechas.
Un novedoso proyecto educativo
La opción de cambiar de colegio, sin embargo, seduce a muy pocos. El colegio va muy bien y todas las partes están muy contentas con su funcionamiento. Padres y profesores están muy implicados en la Educación de los pequeños y mantienen un contacto muy fluido. El centro ha elaborado un proyecto educativo con una gran aceptación. Una de las condiciones para sacarlo adelante era que el 100% de los padres formasen parte del AMPA, lo que provocó que el centro cuente con la asociación de este tipo más numerosa de la región pese a que hay muchos centros con más niños.
Solo en libros un curso puede tener un coste de 250 euros. En el Carmen Ruiz-Tilve cada año escolar sale por unos 70 debido a que los profesores preparan el material necesario para dar sus clases evitando que los padres tengan una importante inversión. Los docentes no escatiman esfuerzos y los progenitores tampoco. Para sacar sus reivindicaciones a la calle se han unido y formado grupos de trabajo en los que participan de forma activa más de 50 personas. Transmiten la situación del colegio a las gentes del barrio, a los partidos políticos y a otras asociaciones. Para ello mantienen relaciones con la prensa y se valen de las redes sociales y organizan, además, movilizaciones que sirvan para que se conozca un problema que están dispuestos a resolver.
Su principal reclamación es que se aligere el proceso administrativo. Están hartos de esperar y en adelante no lo harán de los brazos cruzados. “Se tienen que dar todas las garantías para que todos los plazos se cumplen con toda la legalidad y a la mayor brevedad posible”, destaca José Ramón Artime. Todo apunta a que tienen una larga tarea por delante para lograr que se amplíe el colegio y una vez lo consigan, tendrán que seguir luchando para conseguir más plazas de educación secundaria. Otro problema a la vista para el que también pedirán solución para los niños no tengan que volver a lidiar con la idea de irse fuera de La Corredoria cuando, a las puertas de la adolescencia, pasen al instituto.
ASTURES.INFO